El cultivo de lirios se realiza de acuerdo al tipo de planta, bulbosa o de rizoma. Las plantas bulbosas requieren un suelo ligero y permeable que evite que los bulbos se pudran. La ubicación a pleno sol es favorable para su desarrollo.
Los bulbos se plantan a principio del otoño a una profundidad de diez centímetros. La floración llegará en primavera, mientras tanto necesitan un riego moderado.
Luego de la floración, se desentierran los bulbos y se retira el follaje muerto. Los bulbos pueden dividirse y guardarse en un sitio fresco y seco, para su posterior replantado en el próximo otoño.
Los lirios de rizoma requieren un suelo permeable y asoleado. Se plantan los rizomas a fines del verano o principios del otoño. Luego debemos aguardar la floración.
Antes de la plantación prepararemos el suelo con algún fertilizante con poco contenido de nitrógeno. Usaremos fertilizante granulado a principios de primavera y luego de la floración.
La distancia entre plantas debe ser de 40 o 45 centímetros, para asegurar una buena circulación de aire.
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